martes, 15 de agosto de 2017

El debilitamiento sistemático

El debilitamiento sistemático

Este momento cruza a todas las etapas anteriores. Las acciones perpetradas contra el grupo "marcado"  como el enemigo social se centran en:
  • destrucción física: se refiere al deterioro de las condiciones de vida vinculado a lo material: falta de alimentos que provoca desnutrición, el avance de enfermedades y epidemias, hacinamiento, ausencia de atención sanitaria
  • destrucción psíquica y moral: se refiere al deterioro de las condiciones de vida vinculado a lo "espiritual":  prácticas de humillación, asesinatos esporádicos, intentos por romper los lazos solidarios a través de castigos colectivos, clasificación de prisioneros, etc.
  • selección: algunos son asesinatos, otros mueren por el deterioro de sus condiciones de existencias objetivas
El gobierno nazi tomó una serie de medidas que provocaba el debilitamiento sistemático a los grupos señalados como enemigo social. Tanto en los ghettos, en los campos de trabajo o campos se concentración se vivía la disminución de las raciones de alimentos, la propagación de epidemias, la acción de "los delatores" dentro de la misma población judía, etc.

Algunos de los mecanismos fueron:
  • Identificación de negocios de familias judías

  • Identificación de personas
Tanto en los ghettos como en los campos, se obligaba a los grupos "marcados" que quedaran identificados y expuestos. El siguiente esquema muestra los diversos distintivos para identificar  a los "enemigos sociales"


Uso obligatorio de la estrella de David de color amarilla

Una vez que llegaban a los campos se les tatuaba un número. Con ello perdían su identidad ya que pasaban a ser SÓLO un número y se los deshumanizaba.



El siguiente texto corresponde al autor Primo Levi. Primo Levi era italiano de familia judía, estudió química, pero no pudo ejercer su profesión por las leyes antisemitas. Es por ello que se unió a la resistencia. Pero en 1943 fue tomado prisionero y entregado al ejercito alemán. Fue llevado al campo de concentración en Auschwitz.

 “… Me llamo 174517; nos han bautizado, llevaremos mientras vivamos esta lacra tatuada en el brazo izquierdo. La operación ha sido ligeramente dolorosa y extraordina­riamente rápida: nos han puesto en fila a todos y, uno por uno, siguiendo el orden alfabético de nuestros nombres, hemos ido pasando por delante de un hábil funcionario provisto de una especie de punzón de aguja muy corta. Parece que ésta ha sido la iniciación real y verdadera: sólo «si enseñas el número» te dan el pan y la sopa. Hemos necesitado varios días y no pocos bofetones y puñetazos para que nos acostumbrásemos a enseñar el número diligente­mente, de manera que no entorpeciésemos las operaciones cotidianas de abastecimiento; hemos necesitado semanas y meses para aprender a entenderlo en alemán. Y durante muchos días, cuando la costumbre de mis días de libertad me ha hecho ir a mirar la hora en el reloj de pulsera he visto irónicamente mi nombre nuevo, el número punteado en signos azulosos bajo la epidermis…”
  • Degradación, deshumanización y humillación
Este texto también corresponde al autor Primo Levi. En este caso explica el proceso de deshumanización sufrido por los habitantes de los campos de concentración:

“…Entonces por primera vez nos damos cuenta de que nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un hombre. En un instante, con intuición casi profética, se nos ha revelado la realidad: hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse: una condición humana más miserable no existe, y no puede imaginarse. No tenemos nada nuestro: nos han quitado las ropas, los zapatos, hasta los cabellos; si hablamos no nos escucharán, y si nos escuchasen no nos entenderían. Nos quitarán hasta el nombre: y si queremos conservarlo deberemos encontrar en nosotros la fuerza de obrar de tal manera que, detrás del nombre, algo nuestro, algo de lo que hemos sido, permanezca. (…) Imaginaos ahora un hombre a quien, además de a sus personas amadas, se le quiten la casa, las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo lo que posee: será un hombre vacío, reducido al sufrimiento y a la necesidad, falto de dignidad y de juicio, porque a quien lo ha perdido todo fácilmente le sucede perderse a sí mismo; hasta tal punto que se podrá decidir sin remordimiento su vida o su muerte prescindiendo de cualquier sentimiento de afinidad humana; en el caso más afortunado, apoyándose meramente en la valoración de su utilidad. Comprenderéis ahora el doble significado del término «Campo de aniquilación», y veréis claramente lo que queremos decir con esta frase: yacer en el fondo…”

Otro de los fragmentos de su libro muestra esta humillación hasta con prácticas cotidianas, como era el comer la sopa sin cuchara:

“… Otra sensación debilitante de impotencia y despojamiento era provocada, en los primeros días de prisión, por falta de cucharas: se trata de un detalle que puede parecer secundario pero no lo era. Sin cucharas, el guiso diario no podía tomarse más que a lametazos, como lo hacen los perros. Y, sin embargo, en la liberación del campo de Auschwitz  encontramos, en los almacenes, millares de cucharas nuevas, de plástico transparente, además de decenas de millares de cucharas de aluminio, acero y hasta de plata, que provenían del equipaje de los deportados que llegaban. No era por consiguiente, cuestión de ahorro sino deliberada intención de humillar…”



Actividad

En el espacio de comentarios dejar una reflexión personal de las imágenes y textos presentados en esta entrada. Fundamentar la respuesta a partir de lo analizado a lo largo de la unidad

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